27 Y crecieron los niños, y Esaú fue diestro en la caza, hombre del campo; pero Jacob era varón quieto, que habitaba en tiendas.
Génesis 25:27-28
Dentro de nuestra cultura hispana, existe por alguna razón un cierto recelo hacia los suegros. Escuchamos chistes sobre las suegras, historias sobre el suegro malhumorado, es como si olvidáramos que también, al aceptar a nuestros esposas y esposos los aceptamos como parte de nuestra familia extendida. Cuando honramos a nuestros suegros también honramos a nuestro esposa o esposo. No hacerlo sería entonces cómo decir gracias por su hija o por su hijo y aquí nos vemos.
Sin embargo la Biblia nos muestra uno de los mejores ejemplos de como llevarnos con los suegros, En Éxodo 18, Jetro el suegro de Moisés, se preocupa por él, le aconseja, y Moisés escucha su consejo y lo pone en práctica. Esto no es lo único que sucede sino que también adoran juntos y Jetro reconoce la grandeza y realidad de quien es Dios escuchando las historias y a través del testimonio de Moisés
Quizás hay suegros y suegras difíciles, a lo mejor algunos le hicieron la vida de cuadritos a nuestros compañeros o compañeras, pero hemos sido llamados a ser gente que ame a los demás de la misma manera en que amamos a Dios, entonces si amamos a nuestras parejas debemos también amar y honrar a nuestros suegros. Si de verdad son difíciles, vamos a presentarlos en oración, que Dios se les revele para que un día como Moisés y Jetro puedan adorar juntos en armonía.
Aceptar y ver a nuestros suegros como parte integral de nuestra familia puede parecer un reto grande para muchos, pero en realidad no es nada que sea ajeno ni diferente a lo que nos muestra el Señor en la escritura ni Jesús y otros personajes bíblicos a través de nuestra historia conjunta. Fuimos llamados a amarnos unos a otros y eso incluye nuestras relaciones familiares extendidas. No se pierda la bendición grande que puede ser tener una relación saludable y de respeto mutuo con sus suegros.
Permítame compartir esta historia con ustedes, en el momento que el Señor comenzó a abrir puertas para poder ir al seminario, mi suegro que además de Pastor era locutor de noticias en la radio me había invitado a su programa de los miércoles en la tarde e hicimos algunos programas juntos. Al recibir la invitación para venir y ver el seminario y conocer la ciudad de Indianápolis, al regresar mi suegro se le ocurrió la idea de entrevistarme en vivo, para saber cómo nos había ido en el viaje y si sentíamos este era el lugar al cuál Dios nos estaba llamando. Ahí oramos juntos mientras esperábamos contestación, recuerdo bien que fue en el mes de noviembre y ya en diciembre habíamos recibido la contestación de que estábamos aceptados y debíamos estar en Indianápolis para el próximo mes de enero. Mi suegro fue un gran apoyo durante ese tiempo y aunque por la distancia que vivíamos uno del otro. No podíamos compartir mucho más, siempre atesoraré la oportunidad de compartir experiencias juntos y de que nos acompañara en medio de ese proceso.
Tal vez usted se pregunta para qué Señor me has traído a ser parte de esta familia, para que nos has puesto juntos aquí, la respuesta es sencilla para amarnos unos a otros, para ser felices en Dios, para que veamos que sí es posible tener relaciones sanas con nuestros suegros y suegras y que al honrarles le demostramos nuestro respeto, nuestro amor y un compromiso de familia que se basa no sólo en relaciones familiares, sino en un reflejo del amor de Dios y de nuestra relación con Dios. Ámense, ame a su pareja, ame a sus hijos e hijas, ame a sus suegros así como el Señor nos ama.
Dios les bendiga.
Pr. William Almodovar
IGLESIA DISCÍPULOS DE CRISTO INDIANA, ESTADOS UNIDOS