12 Los hijos de Elí eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová.

1 Samuel 2:12-26

En el libro de Samuel se nos da una perspectiva de quien es Dios; vemos que Dios es presentado como Jehová de los ejércitos; Dios soberano sobre la historia, y quien pese a las buenas o malas decisiones de los seres humanos, hace y permite las cosas en base a su buena, agradable, y perfecta voluntad.

Consideremos el comportamiento de una familia que deshonra a Dios y que por esto acarrea consecuencias fatales, en contraste con una familia fiel al diseño y que es recompensada, por la gracia y el favor del Señor a través de la vida de su pequeño hijo Samuel.

En el desarrollo de ambas historias hay un principio que resalta y es el trato de Dios hacia la honra, pero también ante su desprecio: “Yo honro a los que me honran y menosprecio a los que me desprecian”. Vemos a los hijos de Elí comportándose con perversidad, haciendo uso inadecuado del privilegio de servir a Dios en el sacerdocio y dando un pésimo testimonio ante el pueblo.

Los hijos de Elí vivían pecando deliberadamente, desobedeciendo y su padre no hacía nada en función de corregirlos; no cabe duda que  como  flechas  maltrechas se forjaron los hijos del sacerdote. Pero por su parte Samuel crece, en sabiduría y gracia sirviendo fielmente a Dios en el templo.

El mal comportamiento de estos jóvenes nos lleva a pensar en cómo una familia aún sirviendo en la casa del Señor puede rápidamente  perder  su  enfoque  de  forma  devastadora, siendo este un punto clave en esta historia, donde vaya que el deterioro de la vida espiritual causó estragos irremediables, y aunque todo lo tenían, lo tuvieron en poco. Sin embargo el caminar de Samuel nos enseña que una vez que aprendemos a  darle  importancia  al  lugar  que  ocupamos,  y  dónde  Dios nos ha colocado, vemos como el Señor nos hace participes de las más ricas y abundantes bendiciones.

Tristemente a través de sus acciones los hijos del sacerdote Eli, cayeron en una notable ineptitud, puesto que teniendo la oportunidad de hacer algo grandioso para Dios, el no seguir los principios de la obediencia y la honra, los convirtió en flechas que jamás cumplieron el propósito de dar justo al blanco, no permitiéndole al Señor obrar a través de sus vidas. Siendo una gran decepción para Dios y el resto de las personas.

Entonces, ¿cómo evitar ser un inepto y dejar que las virtudes que están en mí, superen los vicios de este mundo en decadencia?

El trabajo comienza en el hogar; una madre que cuida de sus hijos y un padre que cría a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor, no se convierten, ni los convierten a ellos en ineptos, y difícilmente tengan el mismo triste y lamentable final que esta familia que perdió el enfoque, y sus vicios estuvieron en el lugar dónde debieron estar sus virtudes. Siendo adictos a olvidar sus asignaciones de parte del Señor.

Una cadena de eventos trágicos fue el resultado de haber descuidado la esencial formación, aun en el pleno servicio a Dios; los hijos de Elí muertos el mismo día en batalla, el arca de Dios ahora en manos enemigas, y Elí de la impresión muere desnucado a causa del peso de su pecado y el extravío de su generación.

Al igual que el de Samuel, tu destino y el de tu familia tiene que ser diferente, estás lleno de virtudes, pero vivimos en un mundo lleno de vicios. Tu puedes por medio de la gracia de Dios, ser alguien apto para el uso del Maestro.

No todos tenemos llamados para hacer una obra visible, pero si, somos llamados para hacer una obra importante. Al final del tiempo, Dios reconocerá a los que son fieles en su reino y esta virtud será su estandarte….

Dios te Bendiga.

Pres. Carlos y Nohemi Linares

IGLESIA CUADRANGULAR EN PUNTO FIJO ESTADO FALCÓN, VENEZUELA