34 Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.
Marcos 5:25-34
Generalmente cuando vemos este pasaje, nos enfocamos en el poder de Jesús para sanar a la mujer, en la gravedad de la enfermedad física que ella tenía. Hoy quiero que podamos ver más allá, no sólo había minado sus fuerzas físicas, sino que también había terminado con todos sus recursos económicos, gastados inútilmente ”antes le iba peor”. Su situación era totalmente desesperante, sin solución humana posible. Por todo esto, Marcos dice que su condición era un “azote” que en el original griego significa “atormentar, afligir”.
Ahora bien, surge la pregunta ¿por qué su situación era un azote?, al profundizar en el contexto bíblico, la ley de su época (Lv. 15:25-30) le colocaba la etiqueta de “Inmunda” y esto afectaba toda su vida: si era casada no podía estar con su esposo, si era madre no podía estar con sus hijos, en su hogar no podía compartir nada con nadie porque todo lo que ella tocará y usara era inmundo (personalmente no creo poder soportar algo así), ¿te imaginas vivir esto en casa durante 12 años?.
Otro punto en el cual vale la pena meditar es el hecho de que, cuando hay sangrado constante, también existe ausencia de ovulación, y esto no permite que una mujer quede embarazada (en aquel tiempo, la esterilidad se la asociaba con una maldición consecuencia del pecado). Una mujer estéril sufría gran afrenta y desprecio de parte de la sociedad. Si esta mujer era soltera ¿quién quiere casarse con una mujer estéril e inmunda?; si esta mujer se enfermó estando casada, muy probablemente tuvo conflictos con su esposo o incluso la había abandonado.
No podemos dejar pasar por alto que esta situación también afectaba su vida religiosa porque no podía entrar al templo, su relación con Dios estaba condicionada y tal vez muy deteriorada al transcurrir los años. Esta mujer no tenía vida social, era totalmente relegada, marginada. ¡Pobre mujer! No podía cumplir su propósito de vida como madre, esposa, hija, no le podía dar a su familia absolutamente nada positivo (podemos llegar a pensarlo), ¡que frustración!
Tal vez usted está pasando un momento difícil, separación de los hijos, de su esposo o esposa, se siente solo, sufriendo, su hogar es un caos un desorden, hay problemas en la pareja, oras y lees la Palabra pero te sientes separado de Dios…Jesús sabía quién era esta mujer, sabía su verdadera necesidad le dice “Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana (limpia, libre) de tu azote”.
¡Wao!, Una vez más Jesús demuestra su actitud amorosa ante los excluidos, ella llega ante Jesús frustrada con una familia fracturada y recibe el poder de la bendición del amor de Dios para su vida y su familia, recibe “Libertad y Restauración”. Es interesante ver el trato de Jesús: “hija”, “su hija”. Esta es la única ocasión registrada que Jesús le dice hija a una mujer. Quizás porque ella lo necesitaba más que nadie. Jesús le dió un banquete de amor a ella, y a partir de este momento, la mujer volvió a formar parte de su familia y sin duda alguna fue alcanzada por el amor de Dios.
Esta mujer muestra una fe práctica, se acercó, tomó la iniciativa, no se quedó encerrada, oyó y creyó, vio la única oportunidad de acercarse a Jesús, ¡Ahora o nunca! (diría). Con solo tener fe y valentía pudo volver a pensar en lo que hacía doce años no podía: ser mujer, madre, esposa, familia.
¿Cuál es tu condición?, ¿Cuánto tiempo llevas? Recibe de Jesús su banquete de Amor ¡hoy!, pon tu fe en práctica.
Pra. Atalya Tellez
IGLESIA CUADRANGULAR “EL RÍO DE DIOS” SAN CRISTOBAL, VENEZUELA